Muchas veces las mujeres que están intentando quedar embarazadas pueden tener diversos problemas para conseguir un resultado positivo, y la cistitis1 es uno de estos factores que puede traer dudas sobre si puede perjudicar las posibilidades de concebir. Entonces queremos saber, ¿qué causa una infección urinaria?, ¿puede realmente afectar al embarazo?

La infección urinaria afecta sobre todo a la vejiga, pero puede afectar a todo el conducto urinario: a las vías que llevan el pis desde los riñones hasta la vejiga (uretra) y, por supuesto, a los riñones, donde se filtra todo el líquido ingerido. Lo que provoca una infección urinaria son diversos factores, pero el más común es cuando hay una proliferación desenfrenada de bacterias que causan una infección localizada. Estas bacterias pueden encontrarse en la ropa interior mal higienizada, pero también pueden estar en el entorno, como el cuarto de baño, el lugar donde se sienta la gente, etc. Otro factor que provoca infecciones urinarias es la frecuencia con la cual se vacía la vejiga. El pis acumulado favorece a que haya un mayor crecimiento de estas bacterias y a que aumente el problema.

El sexo también es una de las causas de la infección urinaria. Si el hombre está infectado con estas bacterias y el organismo tiene poca resistencia, la transmisión es posible. Por supuesto, no es la forma más común de contraer una infección urinaria, pero puede ocurrir. Otras enfermedades también son responsables de provocar una infección urinaria, siempre que estén causadas por bacterias resistentes en el entorno de las vías urinarias, como la clamidia2, por ejemplo. La transmisión más común es a través de las heces, y en estos casos es importante recordar que las mujeres deben limpiarse siempre de la parte de adelante hacia atrás para no correr riesgos.

Los síntomas de la infección urinaria suelen ser muy similares de una persona a otra. Si tienes estos síntomas, debes sospechar que tienes una infección urinaria:

  • Dolor en la vejiga
  • Ardor al orinar
  • Sensación de tener la vejiga llena pero orinar poco
  • Orina oscura con olor fuerte
  • Dolor en el bajo vientre

Diagnosticar qué causa una infección urinaria y su gravedad es sencillo. Un análisis de orina de tipo 1 mostrará fácilmente si hay una mayor presencia de leucocitos o restos de sangre en la orina. También es posible hacer un urocultivo que muestre exactamente qué bacterias están causando la infección urinaria. Esta es la forma más sencilla y eficaz de saber exactamente qué medicamento utilizar para el tratamiento y, en su mayor parte, resuelve el 97% de las causas de infección urinaria3.

La infección urinaria, ¿dificulta la concepción?

Al tratarse de una infección en un conducto muy cercano al útero, que es en donde se produce la fecundación y el embarazo, es posible que la infección se interponga a la hora de quedar embarazada. Lo hace, pero no por la bacteria, sino por los problemas que puede acarrear esta infección, como por ejemplo el dolor. Las vías urinarias, la vejiga y la uretra están muy cerca de la entrada de la vagina y las relaciones sexuales en momentos de crisis pueden provocar dolor, ardor y molestias. Si sucede durante el periodo fértil, el dolor puede ser aún peor porque el útero y los ovarios se hinchan y ejercen presión sobre la vejiga, que ya está dolorida por la infección.

Si una mujer siente alguna molestia en la región pélvica, es fundamental que acuda al médico para que éste investigue el motivo. El diagnóstico es sencillo y el tratamiento también. El médico recetará los antibióticos adecuados y también aconsejará a la paciente a que tome algún analgésico hasta que se descubra la causa de la infección urinaria.

Es importante recordar que es aconsejable beber mucho líquido, preferiblemente agua, infusiones, zumos de frutas naturales y agua de coco para ayudar a limpiar la vejiga y detener la infección urinaria con la ayuda de medicamentos. A la hora de tener relaciones sexuales, es mejor vaciar la vejiga previamente y, si es posible, limpiar la zona con agua tibia y jabón después del coito. Evite llevar ropa interior que favorezca al calentamiento de la zona íntima, como bragas de nailon y pantalones ajustados o abrigados. Por último, cambiar las compresas internas por externas y sustituirlas con frecuencia ayuda mucho a reducir el riesgo de infección urinaria.